sábado, 3 de mayo de 2014

Otoño

Otoño es lo que vino después de aquel verano. El viento frío es lo que arrastró tus palabras vacías con las hojas muertas y húmedas. Pero aun así me seguía gustando que la lluvia cayese sin parar sobre el asfalto así como sobre las hojas en llamas de las copas de los árboles. Dando paso así a que las laderas de las montañas se volviesen poco a poco ceniza, aunque el color de los días siguiese siendo como el cobrizo de tu pelo. Los pájaros dejaron ya de cantarle al sol cuando cuando se fueron, escondiéndose del frío y buscando nuevas hojas tras las que volar. 

Otoño es cuando las noches se van comiendo poco a poco al día. En otoño todo está cansado y dispuesto a morir y por eso vienen las estrellas un poco antes, a alumbrar a los que todavía no quieren hacerlo. Igual que yo no quise entonces. Porque a pesar de todo ello, en otoño, el momento antes de que el sol escape del día, hace que encuentre un poquito más rápido mi sonrisa. Porque, a pesar de llevar ya una chaqueta, quizá incluso mi bufanda, el sol sigue dorándome la cara y manchándome los ojos oscuros.

Por eso, aunque el otoño llegase después de aquel verano, yo lo seguí queriendo. Incluso más todavía. Porque el sol en los hombros me hace feliz y las canciones de despedida de los pájaros también. Como los vapores tú te fuiste y con los posos yo me quedé. Aunque en mis sueños, acunada por la lluvia, siguieses apareciendo montado en aquel pájaro de papel, que todavía conservo y que seguramente nunca podré quemar. 



Le vent se lève... il faut tenter de vivre!
L'air immense ouvre et referme mon livre,
La vague en poudre ose jaillir des rocs!
Envolez-vous, pages tout éblouies!
Rompez, vagues! Rompez d'eaux réjouies
Ce toit tranquille où picoraient des focs!”

Paul Valéry

Un 3 de mayo
2014

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