martes, 24 de junio de 2014

Zarandea

"Hoy veré el fuego bailar" pensó. Recordó esa postal con la canción dichosa. 'Para Elisa' pensó en silencio. Qué clase de psicópata escribiría como título de su composición el de una mujer. Él no conocía en ese momento el por qué, no le picaba realmente la curiosidad, solo pensó que seria lo último que él haría. Sería como tatuárselo. Elisa, a pesar de todo es un bonito nombre.

Era esa postal con esa foto mate, de poco valor artístico para ser sinceros, en la que se podía ver una playa. Corriente y moliente, con el cielo azul más oscuro que claro y pocas nubes. Hasta el mar estaba en calma. Pero qué fea era esa postal con ese contraste exagerado. En el reverso explicaba con su horrible caligrafía que era la playa de Weston. 

Recordó, wild world en ese bar y la ilusión que le hizo. Recordó como se puso a bailar con esas ridículas chanclas que tanto odiaba sobre ese suelo resbaladizo lleno de mierda y con esa luz naranja que casi era como no tenerla. Recordó sus ojos cerrados y su pelo mojado surcando sus hombros con suavidad. Su sonrisa. Sus pómulos. Y sus alaridos "ouh baby, baby It's a wild world...". Recordó que se rió de ella y lo mucho que ahora lo lamentaba. 

Recordó el zarandear de su pañuelo de flores, con el sol pintándolo por detrás. Sus pequeños pies sobre la arena. Sus enormes gafas de sol que le hacían la cara todavía más pequeña y que mayormente usaba como diadema. Ese horrible helado de caramelo que inundó toda la nevera. Su cuello y la botella. Como fue llegando la noche y como las hogueras fueron brotando como pequeños volcanes en la playa mientras ellos miraban al mar en silencio cogidos de la mano. "Jo, enciéndeme la luz que ya no puedo leer". Recordaba tantas y tantas cosas.


"Dichosa postal, esta noche bailarás con el fuego y quizá lo lamente, pero desaparecerás de mi estantería. Desaparecerá de mi estantería tu pequeña alusión al pasado. Arderás despedazada esta noche. Como ardió aquel envoltorio de caramelo de miel y limón que sin querer ella dejó caer. Se reducirá a cenizas como cuando nosotros nos mirábamos. 

Qué simbólico soy. Y pensar que escribo esto solo para que quede constancia a la nada... Hace que al mismo tiempo quiera reír y llorar. Mi letra sigue siendo la misma mierda de hace tanto. Ella lo sabía bien, igual que tantas y tantas cosas, por eso te compró. Sabía que seguramente te guardaría durante años y años, quizá hasta que nos muriésemos de viejos en una estantería chupando polvo. Pero lo que no sabía era que acabaría y que por desgracia, de viejos o no, nos íbamos a morir el uno muy lejos del otro.

Nadie lo leerá nunca. Ni siquiera ella lo sabrá nunca, pero me parece la postal más preciosa que habrá nunca en esta o en cualquiera de mis futuras estanterías. Porque, fue y seguramente será, el mejor solsticio de mi vida. La mejor noche de verano de mi vida. 


Por suerte o por desgracia la vida sigue para ambos, nos acabaremos olvidando de la magnitud de lo que sentimos. Pero no olvidaré esa arena que haces parecer mostaza. Se ha quedado grabada en mi aun estando ya en llamas. Aun siendo zarandeados ya los minúsculos trozos de papel en ese rifirrafe con las llamas. Ya arderán pronto también estas palabras, cuando la inspiración ya no me acompañe mañana y no vea nada. 


Por ese caramelo, für Elise."



Un 24 de junio
Espero que os haya gustado el experimento.
Aunque no hayan podido ser diarias precisamente.
Una niña en 2002

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